Hace unos meses (que tiempos aquellos) publique este relato, y gracias a vuestras críticas positivas me animé a presentarlo a un concurso.
Para participar en el certamen eliminé la entrada en la que se encontraba el relato.
¡Resulta que al final obtuve el primer puesto (el primer concurso literario nacional que gano)!
Y, bueno, que quiero que el relato se quede en el blog porque le tengo mucho cariño y también os tengo mucho cariño a vosotros… (que lío estoy montando:)
Eeeen fin, que aquí os dejo la historia, ¡así los que no lo leísteis en su momento tenéis oportunidad de hacerlo!
Nada más, ¡ya me diréis que os parece en los comentarios!
UNA HISTORIA SOBRE LA ANOREXIA
¡Madre mía! Mira tus piernas, cielo. Están gordas.
Normal que no te entren esos bonitos pantalones de Stradivarius que a tu amiga
le sientan tan bien. Bueno, no la consideres tu amiga. Si de verdad fuera tu
amiga, no los habría comprado, sabiendo que tú te ibas a sentir tan mal. Porque
te sientes mal. Muy mal. Pensándolo bien, ¿cómo iba a ser ésa tu amiga? ¡Si
estás como una foca! No te puede querer. Ni ella ni nadie. Desde hoy, dieta.
Hora de NO cenar. Muy bien. Di simplemente, “no tengo hambre”. Genial. Ellos
también creen que necesitas comer menos. Toma sólo una manzana, una manzana
está bien. Cógela. ¡Pero mira! Tus dedos son como morcillas. ¡Grotescos! Si un
chico te pidiera matrimonio, ¡no te cabría el anillo!
De desayuno, tortitas. Hum. Huelen bien pero no las
mereces. ¡Por dios! Si estás gorda. Tienes hambre, pero si comes algo seguro
que explotas. No, peor aún, no explotarás y te quedarás para siempre con ese
cuerpo tan horrible y no le gustarás a nadie.
Hoy sal a correr. Corre, corre y no pares. ¿Has
visto Forest Gump? Pues tú igual. Bueno, para sólo en los cruces. No dejes que
el cansancio se apodere de ti. Ni la fatiga ni nada debe alejarte de tu
objetivo. Bebe agua, el agua no es mala. Sustituye la leche o los refrescos por
agua. Una pera por esa bollería que zampabas. ¡Así estás de asquerosa!
Eh, mira a tus amigas. La mayoría son perfectas. Y
han tenido novios. ¡Consigue lo mismo, nena! Tú nunca has salido con nadie,
¿por qué será? Son las dos de la mañana, pero tú debes seguir haciendo
abdominales. ¡No te puedes dormir con ese cuerpo! Quieres que te quieran,
¿verdad?
Han pasado cinco días. Todo el día haciendo
deporte y apenas sin comer para nada. Apenas has perdido peso. ¡Foca estúpida!
La gente normal ya habría perdido algo. Pero tú eres diferente. Tú estás muy
gorda. 15 años de gorda. Debes vaciarte. Debes vaciarte. Es muy fácil, hazme
caso. Tú ves al cuarto de baño, cierra la puerta con pestillo. Así, muy bien.
Abre el grifo. Acércate a la taza del wáter. ¡Puaj! Alguien ha defecado y no ha
tirado de la cadena. ¡Qué mal huele! ¿Ves esa mierda que es tragada por el
retrete? Tú eres esa mierda. Una mierda gorda y asquerosa. Pero no llores. No
llores. Para. Puedes arreglarlo. Todavía estás a tiempo. Vomita. Sácalo todo.
Venga, una arcada tras otra hasta que todo quede fuera. ¡Ya está! ¡Ha sido
fácil! Pero que no quede ninguna huella, ¿eh? Mucho mejor.
Corre. Haz deporte. No comas. Sólo lo justo para
dar el pego. Y vacíate. ¿Ves? Todos te ven más guapa. Ya han pasado meses. Todo
funciona bien, ¿no? No. Mírate al espejo. Sigues estando gorda, sigues sin
verte bien. Tú tampoco estás muy bien de la cabeza, ¿verdad? Pues sigue
adelante. Sigue con lo tuyo, pierde más peso, ¡venga! Tienes hambre. Pero no
debes comer. No debes comer, no mereces comer. Come quien se lo merece, quien
está delgado y puede controlarse. Pero tú estás como una foca. ¿Acaso no lo ves
cuando te miras al espejo? Si no dejas de llorar. Pero tranquila, todo esto
tiene solución. Estás a tiempo de subirte al tren de la gente perfecta, la gente
que disfruta y que tiene novios en cada esquina.
Muy bien. Has bajado muchísimo de peso. No comer,
correr, vomitar. ¿Verdad que es fácil resistir la tentación? Vale. No es
fácil. Todos lo admitimos. Pero tú lo estás haciendo muy bien. ¡No llores! Hoy
es el cumpleaños de tu madre. Una fiesta en familia. Todos dicen que estás más
delgada. Sabes igual que yo que no es suficiente. La tarta, la paella, parecen
apetitosas. Pero no lo mereces. Resiste. Resiste. Nada. Eres débil, no vales la
pena. Has tenido que comértelo todo. ¡Menudo atracón! Foca estúpida. No lo
merecías. Pero tranquila, todavía estás a tiempo. Cumple tu penitencia. Vacía
tu cuerpo. Jura no comer, no debes comer, haz deporte en la soledad de tu
habitación.
Bajas de peso. Se están preocupando por ti. No se
preocupan por ti, de verdad, aunque lo digan. Sólo están sorprendidos. Porque
eras la niña gorda y ahora estás mucho mejor. Pero no es suficiente. Vas al Stradivarius y te pruebas los vaqueros,
te van grandes. ¡No serán los mismos! ¿Por qué será que sigues sin novio?
Tienes que seguir con lo tuyo, aunque la báscula y ellos digan que te ocurre
algo. ¡Claro que te ocurre algo! Pero rómpete por dentro y finge una
sonrisa.
Te mareas. Te han metido un estúpido zumo en la
boca. ¡Todo tu trabajo al traste! Te has desmayado. En el instituto están
preocupados, o eso dicen. Sólo lo dicen. No les importas, sigue a lo tuyo.
Sigues llorando y sintiéndote mal cuando te miras en el espejo. Creen que todo
es demasiado. Deja de tambalearte. Tu enorme cuerpo está cayendo. ¡Haz algo!
¡Haz algo! Eres un caso perdido.
Ya sé quién eres. Eres Anorexia.
Te venceré. Haré que tu voz se vaya de mi cabeza. Aquí me ayudarán. Sólo he de
obedecer, comer, hacerles caso. Me han hablado de ti. Puedo vencerte. Voy a vencerte.
Hola. Ya me conoces. ¿De verdad quieres pasar de
mí? Has aguantado unos meses pero no vas a poder seguir. Hazme caso, estoy
contigo. ¿De verdad quieres ponerte gorda de nuevo?
No eres bonita, por muchas veces que te lo digan.
Sigues pensando que no eres bonita cuando te miras en el espejo. Sigues
llorando cuando te miras en el espejo. Y has hecho llorar a tus padres, a tu
familia. Les has hecho infelices. No les mereces, ni a ellos ni a nadie. ¿Te
gusta esta vida de normas y reglas y personas que creen que te comprenden? No
te comprenden. Yo lo hago. No soy tu enemiga. Otra vez te pondrás gorda, otra
vez será lo mismo. ¿Seguro que quieres volver a ello? Sigues sin verte bonita.
Sigues sin ser bonita. Recaerás. Recaerás cuando pienses que estás del bando de
ellos, volverás conmigo.
No. Ellos me quieren. Quiero ser
feliz. Y para serlo he de pasar por esto.
Esto viene de antes. Hoy te has dado cuenta. Recuerda, tenías doce años y
jugabas a morderte los mofletes y parecer extremadamente delgada. Estabas
destinada a acabar siendo mía.
No.
Creías que estabas bien, pero mírate. Nadie te comprende. He vuelto contigo,
cielo. Recaerás, volverás a ese horrible sitio en el que te rellenarán como a
un pavo. Harás llorar de nuevo a tus padres y a tu familia. Siempre serás una
mancha en la historia de esa familia perfecta. Estás gorda. Siempre serás
horrible. Acéptalo. Será fácil desaparecer. Con un poco de suerte, sólo tendrás
que salir a correr, y no parar en los cruces.